La reciente decisión del expresidente Donald Trump de duplicar los aranceles al acero y al aluminio, elevándolos del 25 % al 50 %, ha provocado una fuerte división entre los sectores industriales de Estados Unidos. Mientras la golpeada industria siderúrgica celebra una medida que considera clave para su supervivencia, múltiples sectores manufactureros advierten de consecuencias económicas negativas, como aumentos en los precios y eventuales pérdidas de empleos.
La medida, que entró en vigor este miércoles a las 12:01 a.m., fue presentada como un pilar de la estrategia de Trump para revitalizar la industria nacional y proteger la seguridad económica del país.
“Si no tienes acero, no tienes país”, dijo el exmandatario el pasado viernes durante un acto en la planta Mon Valley Works-Irvin de US Steel, en Pensilvania. La visita, enmarcada en su campaña presidencial, sirvió para reforzar su discurso a favor de la reindustrialización del llamado “cinturón del óxido”.
Impacto desigual en la economía
El gobierno de Trump justificó el incremento arancelario por motivos de seguridad nacional, insistiendo en que la autosuficiencia en la producción de acero y aluminio es vital para la defensa.
Sin embargo, la medida ha encendido alarmas en sectores que dependen intensamente de estos metales, como la industria automotriz, los fabricantes de electrodomésticos y la producción de envases.
Según Larry Summers, exdirector del Consejo Económico Nacional durante la administración Obama, por cada empleo protegido en la siderurgia, podrían perderse hasta 50 en industrias que utilizan acero como insumo. “Es una política económicamente destructiva que encarecerá productos y dañará el empleo”, advirtió.
De hecho, se estima que los aranceles anteriores del 25 % aplicados en 2018 no lograron aumentar significativamente la producción nacional de acero, mientras que sí provocaron alzas de precios e importantes pérdidas en sectores como el automotriz.
Aumentos de precios y ajustes industriales
Desde la implementación del primer paquete arancelario, los precios spot del acero han subido más del 20 %, y los del aluminio también han experimentado aumentos, aunque menores.
El analista Philip Gibbs, de KeyBank, aseguró que las empresas no dudarán en trasladar esos mayores costos a los consumidores. “Si tienen la oportunidad de subir precios, lo harán”, afirmó.
Lourenco Gonçalves, presidente del Instituto Americano del Hierro y el Acero, minimizó el impacto del nuevo arancel, estimando que encarecerá la fabricación de un automóvil en solo 300 dólares. No obstante, los fabricantes de latas han advertido que el incremento golpeará directamente a productos de consumo masivo, como alimentos y bebidas envasados, afectando los precios en supermercados.
Por su parte, la Asociación del Aluminio expresó su preocupación ante la posible pérdida de empleos en plantas que dependen de materia prima canadiense, cuyo abastecimiento podría verse interrumpido.
“Instamos a un enfoque específico que castigue a actores desleales como China, pero que excluya a aliados como Canadá”, declaró la entidad, que busca una exención a los nuevos aranceles para importaciones canadienses.
Dudas sobre la efectividad
Pese a las intenciones declaradas por Trump, no hay señales de que los nuevos aranceles vayan a traducirse en un aumento tangible de la producción nacional. Cleveland Cliffs, una de las mayores siderúrgicas del país, descartó reiniciar la fabricación de acero de laminación de estaño, crucial para la industria de latas, incluso con los aranceles del 50 %.
Además, grandes compañías como Coca-Cola ya evalúan reemplazar envases de aluminio por plástico o vidrio para evitar los sobrecostos. En paralelo, firmas como Alcoa han advertido que la política podría costar más de 100.000 empleos en la industria del aluminio.
Fuente: CNN Chile