El gobierno de Javier Milei confirmó su plan para trasladar unos 3.000 capibaras (Hydrochoerus hydrochaeris) desde el norte de la provincia de Buenos Aires hacia una isla exclusiva en el Delta del Río Paraná debido a la sobrepoblación de la especie en un hábitat que hoy está lleno de barrios privados y genera conflicto por el uso del territorio.
Los carpinchos -como se les dice en Argentina a los capibaras- son considerados los roedores más grandes del mundo, ya que llegan a medir hasta 1,30 metros de largo y pesar cerca de 65 kilos. Se distribuyen en buena parte de Sudamérica, desde Colombia, Venezuela y Ecuador hasta Brasil, el este de Bolivia, Paraguay, Uruguay y amplias zonas de Argentina, especialmente, en los humedales del centro y norte, como los del Delta del Paraná o los Esteros del Iberá.
Actualmente, el capibara es protagonista de miles de videos virales en las redes sociales, además de juguetes, debido a su aparente ternura, paz y tranquilidad, subrayada por una apariencia con cuerpo robusto, pelaje áspero y marrón, patas cortas y una cabeza pequeña.
Si bien rara vez representa una amenaza para los humanos, es un animal semiacuático que depende del agua para sobrevivir y vive en grupos sociales que van de 10 a 20 ejemplares, generalmente cerca de lagunas, ríos o bañados. En consecuencia, el capibara habita en los humedales, ecosistemas que almacenan agua, mitigan inundaciones y sostienen una enorme biodiversidad.
Una de “vecinos invasores”
En Buenos Aires, frente al caos y el aumento del costo de vida en la ciudad, muchas urbanizaciones lujosas y cerradas se levantaron sobre los humedales de Nordelta, en la costa del Río de la Plata y el Río Luján, que alcanza a toda la franja norte de clubes náuticos de San Isidro, San Fernando y Olivos.
Para tomar dimensión, un universo de 40.000 personas, crecimiento que se propulsó en el último lustro a partir del aislamiento humano por el Covid-19, en 2020.
Los animales, que hace tres décadas vagaban con libertad en una zona despoblada y tenían como única amenaza los pumas o los caimanes, empezaron a recuperar su territorio. Hubo argentinos que lograron coexistir en paz con los carpinchos, pero también aquellos que instalaron cercas eléctricas para alejarlos, algo penado por la legislación trasandina sobre protección a la fauna silvestre.
Entre los “conciliadores”, algunos aceptaron que los roedores se bañaran en las piscinas del lugar. Otros se hicieron virales en internet por darle galletitas y mate al carpincho en un gesto de aparente “amistad”. Y están quienes creen en una convivencia pacífica con los gatos, por ejemplo.
En la otra vereda, hay residentes que denunciaron, tanto de manera formal como a través de la publicación de fotos y videos en las redes sociales, que los roedores de gran tamaño atacaron a perros y/o dañaron alguna que otra propiedad, un comportamiento propio para defender su tierra y alimento.
Grupos de vecinos como “Carpinchos Nordelta – Somos su voz” están a favor de medidas como la creación de corredores biológicos o áreas protegidas, pero también los hay quienes quieren expulsarlos (en el mejor de los casos).
En redes y televisión, celebridades de la farándula expresaron cierto malestar por la notoria presencia de los capibaras en sus casas, convirtiéndose en objeto de burlas por la superficialidad de su queja. La modelo Natalie Weber alguna vez dijo: “Mi casa da al lago, entonces entran desde ahí. Y tuve que cercar todo para que no ingresen porque vienen, me arruinan todo el pasto y me rompen los canteros”.
La “pelea” entre los humanos de los countries y los carpinchos atravesó el fervor viral por los peluches y los videos de TikTok y llegó, en abril pasado, hasta el diario estadounidense The New York Times, que le dedicó un artículo al fenómeno: “Para algunas personas de un rincón de su tierra natal, el adorable capibara se ha convertido en una amenaza”.
Las medidas para controlar los capibaras en los humedales habitados por humanos en Argentina
En busca de una solución, el gobierno argentino, mediante la Secretaría de Turismo, Ambiente y Deportes, analiza un plan para trasladar los miles de carpinchos desde Nordelta a islas que funcionen como una especie de santuario. Pero, ¿acaso ninguno vio lo que pasó en “Isla de perros” (2018), la película de Wes Anderson?
Para atajarse de las críticas, el actual secretario de Ambiente y exgobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, aclaró que la traslocación no será compulsiva, sino que estará sometida a consulta.
“Entendiendo que hay personas familiarizadas con esta especie, estamos pensando en que puedan hacerle un seguimiento, vean que se los va a trasladar a un lugar mejor, y que puedan visitarlos. Este procedimiento se hará en acuerdo con las familias”, señaló el funcionario.
También, advirtió que se produjo un aumento del 114% en la población en carpinchos en poco más de un año. Lamentablemente, 43 roedores murieron durante el primer semestre del 2025 como consecuencia de incidentes de tránsito con los vecinos de Nordelta.
Otro proyecto que avanza es el de la vacunación anticonceptiva a nivel masivo en los machos para controlar o reducir la población de los capibaras, pero a los grupos ambientalistas no les simpatiza la idea. “Es una vacuna mucho menos invasiva y de una sola dosis que se va a aplicar con dardos”, deslizó Scioli en diálogo con el canal TN.
“Queremos implementar esta iniciativa para evitar las vasectomías, que no dio los resultados esperados” y, por ese motivo, “deben ser métodos no traumáticos” para los caprichos.
Fuente: Biobio Chile