Ir al supermercado en Argentina es como salir de cacería. Mientras una cadena ofrece 3×2, la otra se anima a 4×3. Una tercera agrega que la oferta es acumulable con los descuentos bancarios, como para que el cliente tenga listo el celular para escanear el QR y pagar con su app de cabecera. Si con estas promociones no alcanza, llevando dos productos iguales, el segundo se paga al 80% menos. Tácticas para estimular el consumo, en un periodo de desaceleración inflacionaria pero con salarios rezagados.
Desde la óptica chilena resulta difícil de entender cómo los elevados precios de los productos canasta básica en Argentina, partiendo de un Nescafé a $17.000, pueden coincidir con la baja del ritmo de inflación que tanto celebra el gobierno de Javier Milei. En enero, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) oficializó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue del 2,2%, el más bajo registrado desde julio de 2020.
También, el consumo en los hogares trasandinos registró un importante repunte el mes pasado, de acuerdo con la medición de la Cámara Argentina de Comercio (CAC). Subió un 5,4% de manera interanual y creció otro 4,3% respecto a diciembre de 2024.
“Esto se da en un escenario económico en el que la inflación continúa desacelerándose y está cercana a romper la barrera del 2%. En enero de 2025, la mensual fue de 2,2%, con una interanual de 84,5%”, se justificó en el informe de la CAC, que aportó que sólo vestuario y calzado mostraron una caída en el orden del 4,6%, atribuido al atractivo de las compras en Chile y Brasil.
Con estos resultados, para el Ministerio de Economía, “desde el comienzo de esta gestión, Argentina comenzó a transitar un proceso de estabilización y desinflación basado en tres anclas: fiscal, monetaria y cambiaria”.
La distribución del índice de precios y su relación con el salario disponible
Actualmente, el índice de inflación mensual del Indec se calcula, como desde el 2004, a partir de la evolución de los precios de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo de los argentinos. Sin embargo, no todos los rubros tienen el mismo peso dentro de esta medición, por lo que las variaciones de precios en cada categoría afectan de manera diferente el índice general. El rubro de alimentos es el que mayor impacto tiene en el resultado final por sobre el transporte y las comunicaciones, por ejemplo.
En enero de 2025, el rubro con mayor aumento fue “Restaurantes y hoteles” con el 5,3%, a tono con la demanda en la temporada de verano. Le siguió, en segundo lugar, “Alquileres, servicios y combustibles” (4%); y Bienes y servicios varios” y “Recreación y cultura”, ambos con el 2,5%. La categoría “Alimentos y bebidas” apenas creció 1,8%, es decir, 0,4 puntos por debajo del promedio general.
El Indec revisa por estos meses la forma de cálculo, ya que, al emplear una metodología de hace 21 años, el peso de cada categoría no es el mismo hoy. Un ejemplo obvio: el impacto del aumento de internet, que antes no era un ítem siempre presente en los gastos fijos del mes.
Cómo se distribuye el índice de precios deja en claro por qué el gobierno de Javier Milei se centra en morigerar los aumentos sobre los que tiene algún control. Si bien lejos está de ser una estrategia intervencionista como la del kirchnerismo (todas esas leyes se eliminaron), sí se postergan o merman las subas como la del impuesto a las bencinas y las tarifas de servicios públicos para que no disparen el IPC de cada mes y se mantengan dentro del nivel general estimado. Lo mismo con el crawling peg (devaluación administrada) del tipo de cambio oficial, que pasó del 2 al 1% mensual.
La consultora Empiria, dirigida por Hernán Lacunza, exministro de Hacienda en la gestión de Mauricio Macri, realiza cada mes un “índice de salario disponible”. Básicamente, intenta reflejar en la realidad el impacto de la inflación. De este modo, relaciona una canasta de ingresos con los gastos fijos como gas, electricidad, agua y transporte. Lo que se entiende por “salario disponible” es lo que le queda en el bolsillo a la persona.
El economista Federico González Rouco, integrante de Empiria, explicó al sitio Chequeado que “el ingreso puede crecer, incluso en términos reales, pero si los gastos fijos aumentan más que el ingreso, significa una disminución del ingreso disponible”. Según sus estimaciones, en 2024 este ingreso cayó significativamente en todos los segmentos, con una mayor afectación en los sectores de menores recursos, donde la caída llegó al 25%.
El descenso estuvo vinculado a un fuerte ajuste en los gastos fijos, lo que explica por qué muchos argentinos sienten que, a pesar de la desaceleración de la inflación, sus ingresos no alcanzan para cubrir los mismos gastos que antes.
No obstante, “en los últimos meses comenzó una recuperación muy fuerte en los 3 casos y actualmente se percibe un proceso de estabilización”. Con el ajuste de los gastos fijos ya realizado, González Rouco afirmó que “la suba de salarios se va a traducir en un incremento del ingreso disponible”.
Expectativas optimistas de inflación: 23,2% en todo el 2025
Analistas y consultores del mercado ratificaron su optimismo para los próximos meses y ajustaron a la baja las proyecciones de inflación para 2025, ubicándola a un 23,2% anual. Se trata de un descenso de 2,7 puntos porcentuales con relación a la anterior proyección publicada por BioBioChile con base al Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), publicado cada mes por el Banco Central de Argentina.
Para febrero, el REM señaló un IPC del 2,1%, que seguiría a la baja en marzo con un 2%. Por primera vez desde mayo de 2020, cuando las restricciones de la pandemia de Covid-19 congelaron la actividad económica, la inflación mensual perforaría los 2 puntos y tocaría el 1,9% en abril.
El 23,2% estimado para este año se convertiría en el índice de inflación anual más bajo en Argentina desde 2017, durante la gestión de Macri, cuando había tocado el 24,8%.
Es, también, una notoria caída frente al 117,8% cosechado durante todo el 2024 (primer año de Milei) y el 211,4% de 2023 (el último de Alberto Fernández), cuando marcó el récord desde la hiperinflación acontecida a finales de 1990.
De continuar hacia adelante con el análisis del REM, en 2026 la cifra del IPC anual sería de un 15%. En tanto, para 2027, cierre del mandato de Milei, la estimación de inflación es de un dígito: 9,4%, algo que no se ve en el país vecino desde 2006.
Fuente: BioBioChile