En el nuevo mercado financiero que se impone, mediado por lo digital, las cripto son unos de los primeros componentes en resaltar, por su capacidad de generar ganancias pasivas para quienes desean invertir. Y lo cierto es que la idea de inyectar capital a monedas que que existen en las blockchain virtuales podría convertirse en una tendencia cada vez más atractiva, de la mano de la gestión 2.0 de Donald Trump en Estados Unidos, quien, entre otras cosas, ha prometido revertir lo que ha sido un entorno hostil para este tipo de activos en los últimos años.
Momentos previos a la asunción de Trump como nuevo presidente de Estados Unidos, el Bitcoin, una de las criptomonedas más famosas, alcanzó un nuevo máximo histórico en su valor, trepando por sobre los US$109.000, tendencia que se mantuvo tras el juramento y también durante las primeras horas del magnate al frente de la Casa Blanca.
De esta forma, la moneda digital creada por el misterioso Satoshi Nakamoto presentó un notorio incremento que reflejaría una senda de prosperidad para la industria cripto tras el retorno de Trump como el mandatario 47° de la potencia norteamericana. Y es que los pasos del empresario neoyorquino generan grandes expectativas -aunque también bastante incertidumbre- por las medidas que pueda implementar, y que afectarán directa o indirectamente al sector de las criptomonedas.
Cabe recordar que su administración pasada fue un periodo de resultados mixtos para este tipo de divisas: mientras el mercado creció en valor y adopción, la postura de Trump frente a monedas digitales -como el Bitcoin- fue marcadamente crítica. Ahora, con una visión aparentemente más abierta, surge la duda de si su mandato será el empujón que necesitaban los criptoactivos para consolidarse, o bien, traerá un periodo de mayor regulación y tensión en la industria.
Cuándo despertó el interés por las cripto en Chile
En Chile, el interés por invertir en criptomonedas no se ha dado en un momento puntual, sino que a través de una serie de olas que han aumentado lentamente desde hace más de una década. A juicio de Tomás Villanueva, CEO de Skipo -billetera digital que permite comprar, vender, y transferir criptomonedas, y también utilizarlas en comercios-, la popularidad de las monedas digitales en el país siempre ha estado muy vinculada al desempeño del Bitcoin.
Así, menciona que la primera oleada significativa tuvo lugar en 2017, cuando el Bitcoin alcanzó un valor cercano a los US$20.000. “Esto aumentó más aún en el 2021 cuando el activo llegó a los US$69.000 y despertó el interés institucional, donde empresas como Tesla o Micro Strategy invirtieron parte de su caja en Bitcoin”, añadió.
De acuerdo a estimaciones de Skipo, el año 2024 se transaron aproximadamente US$600 millones en las plataformas de intercambio chilenas. Si a dicho monto se le suman los negocios en mercados extrabursátiles, el volumen total alcanzaría entre US$1.000 y US$1.500 millones anuales.
Joel Vainstein, cofundador de Orionx -plataforma chilena de intercambio de monedas digitales-, concuerda en que el interés por invertir en criptomonedas en Chile comenzó a ganar visibilidad en 2017, de la mano del Bitcoin. Sin embargo, señala que “este ciclo no marcó un auge definitivo, sino que fue parte de las fases recurrentes del mercado cripto, que en cada repetición atraen a una mayor cantidad de personas en todo el mundo”.
No obstante, a ocho años de aquel hype -término que se utiliza en el mercado cuando se genera fuerte expectación frente a alguna novedad-, Vainstein considera que “las criptomonedas están nuevamente en el centro de atención, reflejando este patrón cíclico”.
Este último ciclo, plantea, “destaca por un factor adicional: el respaldo político y el interés de figuras influyentes a nivel mundial. La llegada de líderes como Donald Trump, abiertamente pro cripto, y el apoyo de personas clave en sectores económicos y tecnológicos han dado un nuevo impulso al mercado. Este respaldo político ha elevado la visibilidad y legitimidad de las criptomonedas, haciendo que su adopción suene más fuerte que nunca y consolidando su posición en las conversaciones globales”.
El perfil de chilenos que apuestan por cripto
Jaime Ruiz, de 32 años, cuenta que su interés por comprar criptomonedas nació en 2015, mientras realizaba su práctica profesional. “Mi mayor motivador para la compra fue el retorno esperado, el cual está asociado a un riesgo bien alto, pero es parte del juego”, comenta. Y agrega: “Cuando decidí invertir, me informé de manera informal por Internet y me lancé. Nunca recibí asesoría profesional”.
Desde su perspectiva, “la principal ventaja es el retorno rápido”, y si bien indica que ha logrado rentabilidades “bien atractivas”, por sobre el 30% en menos de un año, también piensa que “para poder invertir en criptos hay que estar dispuesto a perder, por lo que siempre es bueno estar pendientes, pero no alarmarse por las fluctuaciones grandes de precio”.
Otro caso es el de Cristóbal Ilabaca, de 28 años, quien comenzó a invertir por el 2021, cuando el Bitcoin comenzó a escalar con fuerza. “El hecho de que estuviera subiendo tanto, y de que pudiera multiplicar mi plata fue lo que me llamó la atención, y lo que me motivó a comprar criptos. Al final, lo vi como una forma de invertir con buena rentabilidad”, sostuvo.
“Las ventajas que me motivan a tener criptomonedas es que su precio tiene un potencial a seguir creciendo muy grande”, acotó, resaltando que se trata de “una tecnología muy interesante, que, si es que se aprovecha al máximo y es adoptada masivamente, puede tener grandes beneficios”.
Lo que sí, en cuanto a si le genera confianza o no invertir en criptos, Ilabaca manifestó que “lo que más me preocupa de estas inversiones es que la misma volatilidad que me motiva a invertir, me lleve a perder esta inversión”.
A sus 35 años, Felipe Zañartu decidió comprar criptomonedas por “el potencial de crecimiento y la innovación que había detrás de esta moneda digital. Esto de que fueran descentralizadas y no siguieran un patrón ‘bancario‘, con horarios y todos esos protocolos, me llamó la atención. Más que nada quería explorar algo nuevo, que no fuera un fondo mutuo o depósito a plazo, inversiones tradicionales y que en el último tiempo no están teniendo mucha rentabilidad”.
Desde Orionx precisan que los chilenos que invierten en criptos se caracterizan por ser adultos entre 26 y 65 años, con un alto nivel de alfabetización digital. Dentro de ese grupo, destaca el rango de 25 y 35 años, que concentra un peak de profesionales interesados en diversificar sus inversiones, además de protegerse de la inflación y también de la constante depreciación del peso chileno.
Sobre este punto, Tania Reif, fundadora y CEO de Senda Digital Assets, fondo de inversión en criptomonedas, declara que “los primeros en explorar -con criptomonedas- fueron de generaciones más jóvenes, quienes crecieron con tecnología y le tienen menos miedo a la volatilidad”. Aunque subraya que hoy en día el especto es mucho más diverso, con personas de todas las edades, incluso adultos mayores, que también invierten.
Reif además indicó que en los últimos años “el interés más formal de muchos Family Offices ha aumentado sustancialmente. Hay varias que contamos como clientes y muchas otras con quienes hemos tenido conversaciones preliminares. Es muy temprano todavía en Chile para ver robusto interés más institucional, o fondos de pensiones, pero tengo confianza que eso vendrá en un futuro. Ya lo estamos viendo en Estados Unidos”.
Usualmente, la puerta de entrada para inversionistas chilenos que se interesan por las criptomonedas es el Bitcoin -divisa pionera y considerada como el “oro digital”-; le sigue el Ethereum, luego el Tether y otras stablecoins -una criptomoneda estable diseñada para minimizar la volatilidad del precio de estas-.
Los pros y contras
Según Tania Reif, creadora de un fondo de inversión en criptomonedas, tener “entre 1% y 10% de criptomonedas en un portafolio tradicional de acciones y bonos, mejora el retorno total por unidad de volatilidad. En otras palabras, ofrecen gran potencial de apreciación, ya que están todavía en etapa muy inicial de adopción, y diversifican el portafolio, ya que la correlación a largo plazo con los activos tradicionales es muy baja”.
Por otro lado, la experta menciona que “la desventaja para muchos es la alta volatilidad, que si bien esperamos disminuya en el tiempo, permanece todavía siendo más de tres veces la de los activos tradicionales. En el corto plazo, la incertidumbre regulatoria también es un tema que inserta riesgos, y quienes no invierten con precaución y estudio, pueden terminar expuestos a diversos tipos de fraudes que siempre es un riesgo elevado con tecnologías nuevas”.
Por su parte, Villanueva concuerda en que “una de las principales ventajas de invertir en criptomonedas es el alto potencial de retorno que ofrecen. Por ejemplo, Bitcoin ha sido el activo con mejor rendimiento de la última década. Sin embargo, este rendimiento está acompañado de una alta volatilidad, que puede generar incertidumbre, aunque si lo analizamos históricamente, incluso con sus altibajos, Bitcoin ha mantenido un desempeño positivo a largo plazo”.
El factor Trump
Al ser consultado sobre el tema, Vainstein, cofundador de Orionx, recalcó que “la promesa de Donald Trump de convertir a Bitcoin en una reserva estratégica nacional podría marcar un antes y un después en la relación de los Estados Unidos con las criptomonedas. Este movimiento no solo impulsaría la legitimidad de Bitcoin como activo estratégico, sino que también podría inspirar a otras naciones a adoptar políticas similares. Si esta promesa se cumple, se espera una fuerte entrada de capital estatal y una mayor estabilidad regulatoria, acelerando la adopción global de Bitcoin“.
En la misma línea, Reif menciona que “el Presidente Trump prometió en campaña un número importante de cambios regulatorios que serían muy positivos para el sector cripto. De entrada, el tener una administración con disposición constructiva hacia el ecosistema ya es un cambio importante de un ambiente en el que mucho fue bloqueado y eliminado. Figuras como Elon Musk simbolizan una postura pro tecnología, y junto con él, muchos de los nuevos administradores han apoyado el desarrollo de la industria en el país. Esperamos que eso se traduzca en una regulación bien pensada que abra puertas para la innovación y desarrollo e incentive la competencia”.
No obstante, la experta dice que “el riesgo es que el péndulo caiga exageradamente para el otro lado, se convierta en un ambiente demasiado permisivo y empiecen a florecer de nuevo los fraudes que puedan abusar al consumidor y desestabilizar la parte honesta del ecosistema. Quizás lo más anticipado a corto plazo es la promesa de crear un fondo estratégico de reservas en Bitcoin para los EE.UU. usando los Bitcoin confiscados que el Estado ya tiene, alrededor de US$12 billones, en lugar de liquidarlos. Hay varios estados que están considerando hacer algo parecido y otros países podrían seguir el ejemplo también”.
FUENTE: THE CLINIC CL