“La seguridad del suministro requiere planificación, gobernanza robusta y procedimientos claros y auditados regularmente”

  • El ex director de Empresas Eléctricas es tajante al advertir que el apagón del 25 de febrero es una oportunidad para enfrentar de la mejor manera la gran transformación que ha tenido el sistema con el ingreso de las energías renovables. 

En una reciente columna escrita por Rodrigo Castillo, ex director de Empresas Eléctricas, publicada por El Mostrador, el especialista en temas regulatorios concluía que, si el apagón del 25 de febrero “termina en una lista de multas y pequeños ajustes, habremos perdido la oportunidad. Lo que está en juego no es solo la trazabilidad de una falla: es la credibilidad de todo el sistema. Y esa, como sabemos, se pierde mucho más rápido de lo que se construye”.

Y con ello se refería a la necesidad de mirar con ojos críticos, pero constructivos, la transformación que ha tenido el sistema a partir de la transición energética.  “Este nuevo escenario exige capacidades que aún no tenemos: redes más flexibles, tecnología, automatización, almacenamiento. Y, sobre todo, política pública con visión de sistema”. 

En dicha columna, Castillo entregaba un dato para entender el desafío: a marzo de 2025, los Pequeños Medios de Generación Distribuida (PMGD) alcanzan los 3.400 MW de capacidad instalada. Se espera que a fin de año lleguen a 4.000 MW. Durante el apagón, los PMGD inyectaban 2.130 MW: una cuarta parte de la demanda desde Coquimbo hacia el sur. 

Sin embargo, añadía en la columna, el Coordinador Eléctrico Nacional carece de visibilidad en tiempo real sobre esta generación, lo que significa que una parte significativa del sistema “opera a ciegas». 

La regulación que dio origen a los PMGD –añade la columna- buscaba fomentar la descentralización y diversificar los actores del mercado, pero su evolución ha generado distorsiones y riesgos que no pueden ser ignorados. La condición de autodespacho de estas plantas, junto con la falta de señales económicas eficientes, ha creado una presión silenciosa sobre el sistema. Cuando esta presión encuentra una falla, el resultado es un colapso generalizado.

“No somos los únicos. Alemania o Texas han vivido apagones similares. Pero en todos esos casos, el desenlace fue una revisión profunda del diseño institucional, de las reglas de operación, de las funciones de supervisión. Aquí, esa conversación aún está en pañales”, afirma Castillo.

Es crucial revisar los protocolos del Coordinador y evaluar si sus procedimientos internos fueron adecuados durante el evento, consigna el ex director ejecutivo de Empresas Eléctricas. Al tiempo que todas las todas las partes deben responder claramente por sus acciones y omisiones. “La seguridad del suministro no puede depender únicamente del ingenio de los operadores en medio de una crisis. Requiere diseño, planificación y gobernanza robusta, así como procedimientos claros, debidamente revisados y auditados regularmente”, concluye Castillo.